miércoles, enero 31, 2007

Blanca ciudad

El primer pensamiento fue “ceniza.” Un par de horas más tarde sospechamos que todos los coches de la ciudad eran del mismo color, y un par de segundos después concluimos que era nieve lo que confundíamos.

Al día siguiente (hoy) no me aguanté las ganas y corrí con mi cámara a Central Park, donde las ardillas ensuciaban con sus patitas el manto puro que cubría el césped.

Me moriré sin haber decidido todavía si Nueva York es más hermosa en otoño, invierno, o primavera.

En la acera me agarré de un brazo a cada lado. Tiraron de mi a la de tres y me deslicé sobre la capa de hielo por la avenida, muerta de risa.

lunes, enero 29, 2007

Porque no vieron el color de mi maleta...

El avión aterrizó a la hora en punto. En el control de pasaportes, ya en suelo neoyorkino, entregué mi documentación al policía. Torció el morro y me dijo que pasara a la oficina no-se-cuantos, se giró y le gritó a su compañero, “Hey Peter! RED!” Roja, roja, decía apuntándome con su dedo acusador. --No, no. No soy comunista, lo juro!-- quise defenderme. Pero me llevaron a la oficina. Tome asiento, por favor. Un hombre uniformado y con ojeras que delataban el turno de noche se llevó mi pasaporte y mis papeles bien rellenados con tinta negra y mayúsculas. What? Menos mal que en el cuestionario de “Lleva usted bombas, armas o líquidos tóxicos, trafica usted con drogas, o planea usted atentar contra el Presidente” hice una cruz en el NO. Sin darme tiempo a ponerme nerviosa, volvió el mismo de antes, me devolvió mis documentos e hicimos un pacto en silencio: él no me acusaba de comunista ni de amenaza para la seguridad nacional, y yo me iba corriendo y sin hacer preguntas.

sábado, enero 27, 2007

Como frutos secos

Fuimos a comprar camisetas.

- Éstas dos, me llevo.
- 18 soles, señora. Se lleva un tercio?
- Un tercio? Como?
- Vienen de tres en tres.
- Bueno, pues llevo estas tres.

Y de aperitivo unos 250 gramos de calzoncillos, por favor.

viernes, enero 26, 2007

El cojo y el gangoso

Si, si. Ese, ese es el chiste que cuenta la Abuela. El del obispo. Anda que vaya risas nos dimos, entre tu abuela que no podía seguir contándolo y tu tío diciendo tonterias. Y mientras todos riéndonos sin saber de qué, no entendiamos que pintaba allí el obispo. Pero si es malísimo. Qué va, es buenísimo, si te ríes es buen chiste. Además es inteligente, te deja unos segundos pensando: Y por qué habla el gangoso? Por qué se cae el cojo? Jaja. Si, lo pasamos muy bien. Lo mejor es el principio, "Van un cojo y un gangoso," ahí ya me empecé a reír. Y la Abuela. Y hasta que lo terminó. Llámala, por cierto. Dame. Piii. Piii. Piii. Diga. Abuela. Hola, hija mía. Nos estamos acordando de tí con el cojo y el gangoso. Ay....jajajaja..............jaja...jajaja..........ay, que ocurrencia, hija mía. Jajaja. Pues contar también el del piojo cojo. Jajajajaja, ese no me lo sé, Abuela. Jajajaja. Ah, pues te lo tengo que contar otro día, eh? Jaja....jajaja. Si, me lo tienes que contar, jajaja... Espera, te paso a papá. Jaja. Hola, hijo mío. Van un cojo y un gangoso... jajajaja. Jajajajaja............ jajajajaja............... jajajajaja.... madre, por Dios, que estoy en un restaurante y nos van a llamar la atención. Jajajajajaja........... no puedo hablar........ jajajajaja.......... jajajajajajajajaaaaaaa................. ay, ay....pues cuelga jajajajaja.........jajajaaaaa. Jajajajajaja. Jajajajaja...........Piiiii.
Otro día cuento el chiste y averiguo lo del piojo.

domingo, enero 21, 2007

El Sonia

El patio del restaurán está decorado con redes de pescador y boyas marítimas. Las paredes tienen escritos versos, todo sigue igual que siempre. Martín nos lleva a la mesa 21, ahí nos da el aire del ventilador. Nos trae canchitas de maíz de aperitivo, y empieza a sonar el piano. Lo toca un ciego, y canta el de la guitarra. La caja propone el ritmo, y mientras comemos tiradito de lenguago con ají amarillo. La chita ya está llegando, recién pescada en la playa de Chorrillos. Sonia ha bailado con los aplausos de todos, y ahora llega Fredy el poeta, su marido, con cinco lenguados frescos. Nos muestra la mercancía y agarra el microfono. Recita versos de pescador, y a la playa bajé y de Sonia me enamoré, el buen provecho, se despide y a la cocina. Vuelve a sonar el piano y la guitarra, y ahora la chita frita llega a la mesa y cantan No estaba muerto estaba donde Sonia, no estaba muerto estaba de parranda... y Martín, la cuenta, por favor. De postre un paseo por el malecón, al fondo Lima y abajo el Pacífico alegre, la playa coloreada de sombrillas al sol.

sábado, enero 20, 2007

Los gringuitos del Perú

Pasearon disfrutando el fresco de una noche de verano en Lima. Vestidos de camisa y chal, los gringuitos se sentaron a cenar en una terraza. Las mesas de alrededor soltaban carcajadas de amigos reunidos o besos entre parejas, todos con sus naturales pieles tostadas y cabellos negros.

El de la camisa: Se ve que no estás a gusto.
La del chal: Yo si.
El de la camisa: Pues no lo parece. ¡Disfruta!
La del chal: Si, de la compañía.
El de la camisa: No estás a gusto.
La del chal: No me tires de la lengua.
El de la camisa: Que pasa? Disfruta.
La del chal: Si... no será de ver a gente guapa.

La estupidez llega hasta a las mejores familias.

miércoles, enero 17, 2007

Prófuga y sin retrovisor

Desperté con mocos. Salí al baño, deslumbrada por la ventana, y el gato juguetón me clavó las uñas a través de mi pantalón de pijama amarillo y de ositos.
El resto del día fue todo bien, hasta que me quedé al cuidado del coche aparcado en zona de carga y descarga, un Seat aparcó en doble fila a mi izquierda, llegó una furgoneta a descargar y el conductor empezó a gritar, llegó la parquímetrowoman con su chaleco reflectante a tomar nota de mi matrícula, arranqué y salí por delante dejando a los otros tres discutiendo, me metí por la primera a la derecha y allí me paré, tan tranquila, viendo que no venía nadie, sin saber que en realidad no veía que venían muchos, porque se había caido el retrovisor. Al jaleo de pitidos me giré y vi a un taxista que me amenazaba. Arranqué al toque, huyendo de lios, pero no pude sino resguardarme en otro Vado Permanente, esperando a que llegara la próxima inquisición.

lunes, enero 08, 2007

Un cuento ardilloso

Érase una vez un cuento que no sabía por donde empezar. Tenía claro su objetivo: destapar una sonrisa. Pero no se aclaraba como decir lo que pensaba, como transmitir lo que se imaginaba, así que el cuento comenzó a juntar palabras y de repente apareció una ardilla.

Fft ftttz, dijo la ardilla. Ploc, y le cayó una nuez en la cabeza. Ghghgh, se la oía rompiendo la tierra para guardar su tesoro, que le había enviado el cielo. Cliclicli, sonaban sus patitas escalando contra el tronco de un pino. Llegó a la copa y divisó el mundo, oooh!

De pronto el cuento paró de escribir, pensando, vaya tontería. "De las buenas, además." El cuento quiso continuar, o borrarse, pero ya no pudo. La ardilla se quedó inútil en su árbol diciendo oh y con un chichón en su cabecita peluda y suave. No tuvo más la ardilla, no tuvo historia el cuento.

Lo siento, intentaba hacerte sonreir, y lo único que me salió fue una ardilla atolondrada.

sábado, enero 06, 2007

Mmm...chau.

Otra vez adiós y encima me dejas deberes. Sabes que los haré pero no me pongas fecha límite.
Un abrazo y me voy saltando con mi chuyo de colores en la cabeza.

viernes, enero 05, 2007

Ya vienen los Reyes

- Sshhh, ¡He oido una huella de camello!
- ¿Has oido una huella?
- Sshhh... de camello.

Kllr & Srrn

e a o a o a i ia , o o u a. e i o , a a o ... o o i ue a e o a a i a.
C n m s l s d s f m l s, c m n . B b m s, ch rl m s... c m s f r d t d l v d .