sábado, mayo 04, 2013

'Brugos' here we go!

Con escala en Roa para rechupetear huesitos de lechal, con vistas a la ancha Castilla, con un Portos (¿Potros?) para acompañar y un rifirafe chocolatero de por medio, seguimos a nuestro guía gastronómico y de maquinaria por Lerma hasta llegar a Burgos. Capital europea gastronó- ahí estamos.

Como en casa nos sentimos cuando, nada más entrar, un flús nos escupió. Y enseguida nos bajamos a conocer los escenarios del jovencito Juan. Vimos la tienda, donde un día entró un coche, y la pared donde jugaba con la pelotita. El cole, cuya verja explotó con un petardo y todas las canchas de baloncesto donde creció.

Tras las primeras brrrravas del viaje seguimos paseo por el espolón, donde cientos de platanos se abrazaban sin hojas ni platanos a la vista, pero nosotros teníamos a nuestra Banana.

Después de algunas cañas conseguimos no ganar un partido, así que nos fuimos a celebrar y a pecar en Pecaditos. Y cuando sentimos la ciudad conquistada, deCIDimos ir a por los ginnys, y entre el sofá y el Valley soñamos no ser modelos de mayores.

Al día siguiente hicimos caso al jefe del mundo y fuimos a conocer la compleja evolución humana en su complejo, con su arquitectura explicadita, y dentro conocimos a Miguelón, a Lucy y otros huesos... del montón. Vimos ¡dientecitos!, un cereeebro de homo y al salir hicimos un poco el mono, aunque sabemos que nosotros somos la única especie humana que- somos la única especie humana.

Pasando de Burgos, que tiene dos ríos y Pico y todos son trucheros, entramos al centro galego a por una sepia... Por lo de homo sepians.

De ahí nos pusimos a caminar, tanto tanto que casi nos salimos de Burgos. Y como era el Día del Trabajo, llegamos a Las Huelgas, donde nos imaginamos rodando alguna peli en la que seríamos señores y nobles y damas.

Llegamos a comer, inocentes de nosotros y, además de mucha comida (mu rica) nos pusieron un solomillo de morcilla. Fede se pilló la chica, Juan amenazaba, y Banana me tuvo que ayudar porque casi lloré y no solo de risa.

Una vez embuchados nosotros mismos, tiramos hacia la catedral, cuyas formas y detalles fuimos viendo con los ojos de Superman. El frío no nos heló, aunque sí quedamos boquiabiertos con el atrapa-moscas, y tras ver un muertecito en las galerías del claustro, salimos al sol.

Un paseíto por el centro y no al castillo acabó llevándonos a descansar y a ver programas raros que además de unas cuantas risas nos daban igual porque ¡mira qué bien estamos todos juntitos!

Por la noche cruzamos de nuevo el río para tomar un Ribera, claro está. Y tras un voltio y un poco de ambulanteo, nos recogimos tan buenecicos a tomarnos las copichuelas en el calor del hogar, delante de la gran pantalla y ningún programa decente, así que nos echamos más hielo y -tres sustos después, Ana y yo nos protejimos con la manta de Peñafiel y Juan nos engañaba diciendo que ya había cambiado de canal, mientras Fede se tiraba del sofá.

Nos dirigimos al mercao, a comprar de tó y a nuestro hombretón le preguntaron: ¿Es usted la última? Total, que nos fuimos al Polvorilla (¿Polvitos?) a por un vermú... Pídele a la chica que nos haga una foto y se dio la vuelta un tío y nosotros por dentro de no poder soltar la carcajada ahí mismo.

Luego nos fuimos a la huerta, vimos las gallinas, los gallos, y donde antes había un burro pero que se fue para ser feliz. Jugamos al futbolín con una bola de pelusa, mucho mejor que se nos pegase la bola al tablero barnizado. Descubrimos un bicho disecado con su hociquito y todo. Abrimos las puertas de frigorífico para entrar en el comedor, y abrimos las cortinas para que através de las ventanas de autobús entrara el sol. Prendimos la lumbre y nos subimos a un árbol. Luego esperamos a que se hicieran las ascuas alrededor de la chimenea y unas aceitunas, y otra vez qué bien así juntitos.

Chuletas, chorizo, salchichas, tortilla ¡Joder! ah, que sí había pan... y por supuesto, morcilla. Hubo un 'hasta luego' de saludo, y nos regalaron unos huevos de corral. Después tomamos el postre mirando la lumbre, mucho mejor que la televisión. Ahí sentadicos en silletas de charleta.

Para bajar las aceitunas... dimos un paseo hasta la Cartuja de Miraflores, donde San Bruno nos dio ciento por uno, y contemplamos las tumbas de Juan II e Isabel de Portugal, el infante Don Alfonso y... Ahí estabamos nosotros.

Atrás quedan cachopos y zancadillas a niñitas... Ya hemos aprendido cómo se pide la cuenta en Burgos y lo que hacían los ursus en Atapuerca. Echaremos de menos Burgos y su fresquete, pero por ahora bienvenidos al calorcito ¡Bendita meseta!

Total, seguimos todos juntitos.