lunes, diciembre 19, 2011

El osobuco a nivel 'love'

Por las mañanas no oigo. Entonces me levanto, estornudo, y ya.

¿Puedo pasar, o ahora mismo está preocupada?

Te digo yo que donde pongo la bala…

¿Por qué has comprado tantos kiwis? ¿No se supone que dan más cagalera?
¿Pero no has dicho que llevabas tres días sin cagar?
¡He dicho que esta mañana ya había cagao tres veces!

Conozco a ese chino. Es de Linares y se llama Pepe.

Ponte el biberón. (¿Babero?)

Me voy a Dublín a verla a Belfast.

¿Por qué todos los Pepes tienen cara de- digo, todos los chinos se llaman Pepe?

Vía mensaje de texto:
Voy a hacer unos recados, nos vemos en la cena.
Estoy cñ asasilfiras. (¡Con quién estará….?)

Yo puedo si es sobre después de las ocho.

Hey, ¿qué tal? Tengo dudas existenciales.

Vamos fuera que hacemos lo mismo que aquí.
No pero tú te tomas- digo, bebes un cigarro.

Pero, a ver, ¿qué significa ‘comodoro’?

Somos diamantes, pero no todos saben verlo. En mi caso hace ya tiempo que nadie se da cuenta. Me refiero a nivel love.

Que si estás comodoro.

Maestras:
Pues ya mañana me mandas los datos a mi recreo, digo correo.

Si ya, jaja, I mean, no sé.

Tienes tan poca paciencia en la vida que es para puncharte en la cabeza.

Ahora no podemos hablar en plan hablar.

Es que están dando el coñazo desde antes de llegar hasta que se van.

Miente más que pesa.

¡AH! ¿Dónde me has metido el dedo?
En el osobuco.

Dice que un besito de su parte. No, de sus partes.

Ganan las sonrisas

A veces sólo quiero quedarme como estoy, y otras me merece la pena arriesgar. Y soy optimista, aunque dude, pues si algo no sale bien lo veré siempre del lado positivo, porque es la única opción útil.

Los nervios de la anticipación, la duda entre el sí y el tal vez, la posibilidad del no, la alegría de alegrar, la opacidad de una ilusión apagada, la aventura de no saber y el empeño en querer saber, las amistades invencibles, la inclinación hacia el placer, las personas prescindibles, las despedidas hasta pronto y algún adiós para siempre, la compañía asegurada, y las miradas que nos dan seguridad, los gestos de complicidad, las reacciones involuntarias, emociones encontradas, una claridad de mente repentina, las ganas por hacer, las decisiones mal o bien tomadas, los ánimos inagotables, cualquier tontería, una sorpresa, la verdad y la verdaaad, tanta emoción, y algún que otro vistazo atrás sólo para sopesar… que ganan las sonrisas.

En ocasiones debemos escoger un camino que, como recordaba un amigo, no importa mucho cuál es si no sabemos adónde queremos llegar. Casi siempre es más fácil saber con quién queremos avanzar por él, o cómo hacerlo, o cómo no. En mi experiencia, muchas veces el camino se presenta él mismo ante mi. Y aunque en algún instante preciso no lo supiese, siempre he estado exactamente donde debía estar… Para que mi vida fuese así.

Para que siempre ganen las sonrisas.