Un cuento ardilloso
Érase una vez un cuento que no sabía por donde empezar. Tenía claro su objetivo: destapar una sonrisa. Pero no se aclaraba como decir lo que pensaba, como transmitir lo que se imaginaba, así que el cuento comenzó a juntar palabras y de repente apareció una ardilla.
Fft ftttz, dijo la ardilla. Ploc, y le cayó una nuez en la cabeza. Ghghgh, se la oía rompiendo la tierra para guardar su tesoro, que le había enviado el cielo. Cliclicli, sonaban sus patitas escalando contra el tronco de un pino. Llegó a la copa y divisó el mundo, oooh!
Fft ftttz, dijo la ardilla. Ploc, y le cayó una nuez en la cabeza. Ghghgh, se la oía rompiendo la tierra para guardar su tesoro, que le había enviado el cielo. Cliclicli, sonaban sus patitas escalando contra el tronco de un pino. Llegó a la copa y divisó el mundo, oooh!
De pronto el cuento paró de escribir, pensando, vaya tontería. "De las buenas, además." El cuento quiso continuar, o borrarse, pero ya no pudo. La ardilla se quedó inútil en su árbol diciendo oh y con un chichón en su cabecita peluda y suave. No tuvo más la ardilla, no tuvo historia el cuento.
Lo siento, intentaba hacerte sonreir, y lo único que me salió fue una ardilla atolondrada.
2 Comments:
Thanks!! Es más que suficientee y si que me ha hecho sonreir! Ya habrá tiempo de continuar la historia!
Mua!!
Pa ardillas atolondradas las de la nebrija, aunque la gente en ocasiones es peor.
Besitos Paloma
Publicar un comentario
<< Home