domingo, febrero 26, 2006

El auténtico cumpleaños

El cumpleaños se siente llegar a la medianoche en punto del día anterior. Pi-pí, pi-pí o tirurí, tirurí -dependiendo de qué móvil-: Llega el primer mensage de texto, "Felices 20", o los que sean. Significa que mañana será un día especial.

El día amanece lluvioso, con nieve incluso. Como nunca. Pero como siempre, abres los ojos al despertador aburrido y un instante después te acuerdas de que es tu cumpleaños. ¡Yuju! Viene tu madre y te da un beso en la cama, talvéz tu padre desayuna contigo, por ser hoy. Un tirón de orejas y ya. Ahora sigues con tu rutina de siempre: metro, clases y apuntes.

Pero sólo hasta que una amiga se te tira al cuello, "¡Felicidades!" La pequeña salta, un abrazo, un beso, luego otro y todavía siguen. Vienen más. Después hay un regalo. Tus amigas te tratan de forma especial (¿como una reina?). Lo mejor es que sabes que no es porque sea tu cumpleaños, sino que siempre es así.

Un cumpleaños, para ser, require un cumpleañero. Pero más importante, necesita cumpleañantes. Son las personas que lo celebran contigo y que son siempre, únicamente y sin cambios ni excepción, familia y amigos. Personas que dicen "Feliz cumpleaños" y realmente te lo desean.

Un cumpleaños se puede celebrar de muchas formas, tamaños y colores. Salir de fiesta y que no falte el ay me duelen los pies, y que no falten la música sorda ni los bailes. Cine, cenas o café. Da igual. Mientras que estemos, mientras que estemos.

Éste es el auténtico cumpleaños. También hay tarta, velas, Cumpleaños Feliz y champán. O no. Pero nunca fallan y , por supuesto, nunquísima sobran las risas. Son la estrella de la noche. Son el ingrediente clave y no-secreto.

Un cumpleaños, para ser, requiere de un cumpleañero. Pero más importante, necesita cumpleañantes. El auténtico cumpleaños es de risas, muchas risas. Y no hace falta más.

Feliz auténtico cumpleaños; Felicidades, Ana y Laura.

miércoles, febrero 22, 2006

Puertas de embarque

La cola en la puerta de embarque del aeropuerto de una ciudad es equivalente al tráfico de sus calles.

Es una teoría Made in Paloma aún sin probar –todo se andará- pero no creo que vaya muy desencaminada, pues la conclusión es fruto de la observación y experiencia.

El sábado pasado esperaba yo en la puerta 17 del aeropuerto Jorge Chávez de Lima, con vuelo 6652, destino Madrid. Me levanté para ir al baño y al volver habían ocupado mi sitio, así que me quedé mirando el escaparate de la tienda de al lado. Miré el reloj y pensé que nos llamarían a embarcar enseguida. Crucé el pasillo y, parándome cerca del mostrador, dejé la mochila a mis pies, que ya empezaba a pesar.

No sé si las doscientas personas sentadas y yo tuvimos telepatía y por eso se levantaron todos se sopetón, o fue más bien “Yo también me levanto, no se me vaya a colar esta.”

No me asusté porque ya me conozco el asunto, pero si yo hubiese sido un dibujo animado, rápidamente me hubiese imaginado a una manada de lobos feroces que corrían hacia mí, mientras yo me quedaba ahí petrificada sin saber si reír o llorar.

La manada se apretujó a mi alrededor en 2.3 segundos. Los que llegaban detrás empujaban e intentaban hacerse paso. Como los que ya estábamos allí anclábamos los pies al suelo, lo más que podían hacer era soltar su equipaje de mano, entre gritos, reproches y acusaciones (“Oiga, que me pisa”, o “¿Donde caracho está mi bolsa?”), ganado así un poquito más de territorio a su favor.

Lo que debía ser una fila ordenada se había convertido, en instantes, en una bola humana; pequeños, grandes, calvos, rubios, con tacones, con barba, en manga corta o con jersey... Estábamos todos allí defendiendo nuestro espacio mínimo conquistado para respirar –con el pasaporte y la tarjeta de embarque bajo el brazo, por si acaso- y apelotonados junto al mostrador.

Todo esto venía a cuento por mi teoría. Y es que el tráfico de Lima es anárquico, espeso y muy ruidoso. Las calles de Lima son un reflejo de sus puertas de embarque, o viceversa. Claro que este es sólo un ejemplo: de una ciudad, un aeropuerto y una puerta de embarque. Pero tranquilidad, que los estudios llevan su tiempo. Esta teoría se irá corroborando con mis próximos viajes en avión. Podéis hacer experimentos por vuestra cuenta para ver si es verdad. A mí de momento me va doliendo menos el pisotón...

martes, febrero 21, 2006

Borinquen

Por el Viejo San Juan
El Paseo de la Princesa,
El parque de las palomas,
La Fortaleza.

Guaynabo y Bayamón
Amigo, la colina,
Pan Pepín, La Villa,
Baldwin y la casa de mi amiga.

El museo de arte en Ponce
El Parque de Bombas,
Y su plaza,
Aquella tienda de la esquina.

Luquillo y Fajardo,
Loiza y Mayagüez.
Caguas, Humacao,
Yabucoa, Guayama, Cayey.

San Germán y Boquerón,
La Parguera y Cabo Rojo.
Rincón y Arecibo,
Aguadilla y Manatí.

Vega Alta, Vega Baja,
Carolina y Aguas Buenas.
Dorado e Isla Mona,
Vieques y Culebra.

Y Condado por la tarde
Los sábados y viernes,
Todos los carros en fila
Alrededor de la laguna.

Todo esto,
Tanto es esto,
A su salsa y su merengue.

Todo esto,
Tanto es esto,
Que viva Borinquen.

viernes, febrero 17, 2006

Te miro, Pacífico

Después de mucho tiempo
He vuelto a verte, Pacífico.
Después de tanto tiempo,
Océano, estás aquí.

Te he echado de menos.
Me he imaginado aquí,
Incluso te he imaginado allí.
Perteneces aquí, estás bien aquí,
Quédate.

Hoy te miro, Pacífico,
Desde mi ventana te veo bien.
Te distingo
Un poco más azúl que el cielo,
Eres tú.

Ahora duermo,
Pero mañana me iré.
Hasta la próxima,
Ya te veré.

Y duermo tranquila,
Ya sé porqué:
Muy pronto o demasiado tarde,
Cuando yo vuelva
Tú estarás, tú seguirás.

Me duermo tranquila
Pues sé que el Pacífico sigue aquí.
Me duermo tranquila,
Me duermo pacífica
Pues sé que el Tranquilo sigue aquí.
Me duermo aquí,
Me pacifico aquí
Pues sigo que el Sé tranquila aquí.
Me tranquilo aquí,
Me sigo aquí
Pues pacifico que el Sigo sé aquí.

Me duermo,
Me duermo...
Pues sé que el Pacífico está aquí.
Me duermo...

Y hoy te miro, Pacífico,
Desde mi ventana sé que no te moverás.
La orilla que rozas cada día
Y que no abandonarás.
Eres tú.

Me duermo,
Me duermo...
Y hoy te miro, Pacífico:
Sigues aquí.

martes, febrero 14, 2006

Día de flores

Hoy dí un paseo por Miraflores.
Había gente cantando,
Mucha gente bailando:
Hoy es día de flores.


El barrio estaba animado,
allá en Miraflores...

Hoy es el día de la gente que se quiere
Y todo ello requiere
Regalarse muchas flores,
De muchos colores...

Esta noche se estaba fresquito,
Sin demasiados calores
Aquí en Miraflores;
El día perfecto para regalarse bombones
De varios sabores.

Hoy es el día de los corazones,
De miles de amores...
Hoy es día de flores
De muchos colores.

Hoy es un día bonito
Aquí, en Miraflores.


Feliz día de San Valentín.


domingo, febrero 12, 2006

Para ti, amiga

Tengo una amiga que llora
Que llora cuando escribo yo,
Yo le digo no llores, y dice,
De bonito lloro yo.

Ah bueno, le digo,
Entonces si puedo escribir.
Escribiré para ti
Si te sabe bonito y te alegra el vivir.

Tengo una amiga que canta, (Que canta la-la-lá)
Basta cualquier musiquilla
Y yo le sigo, yo le sigo,
también canto la-la-lá.

Tengo una amiga.
En verdad, tengo muchas más
Pero tengo una que disfruta en especial.

A ella le regalo estas líneas,
Y por ella escribiré muchas más.

Tengo una amiga,
Hoy no puede estar aquí.
Mi amiga se llama Ana,

Y esto lo escribo para ti.

viernes, febrero 10, 2006

Lima vestida de noche

Dicen que todas las ciudades vistas desde arriba son iguales. No es cierto.

Anoche sobrevolé Lima. Estaba vestida de gala, pues se iba a una fiesta. Minutos antes de aterrizar, se empezó a maquillar. Se había puesto una falda de Andes, marrón y de tejido arrugado, y flecos blancos. Desde el aire veía la silueta de la ciudad rodeada por el mar. Hacía así las mangas cortas de la camisa, pues es verano y hace calor. Era una camisa preciosa, de lentejuelas naranjas y luces azules, perfectamente desordenadas, y dibujos de Miraflores. Por aquí y por allá una raya vertical y otra horizontal. Era el cruce de avenidas, cada vez más cerca del avión. Todavía desde el cielo, veía nubes blancas, que eran su chal de algodón. Cuando aterricé, las luces blancas del aeropuerto fueron su collar de perlas.

Lima se había vestido de noche. No todas las ciudades son iguales vistas desde arriba; muy pocas se visten de gala para recibirte.

miércoles, febrero 08, 2006

Post-its post-todas partes

Ayer fui a ver a una tía mía que vive en la Calle Fernando el Católico, en el barrio de Argüelles de Madrid. Cuando fui a llamar por el telefonillo desde la calle, ví una nota pegada a la pared que decía, “Jaime, me apetece ir al teatro a ver El Diario de Adán y Eva. Nos vemos en la puerta a las 20:00. Yo.”

Me acompañaban mi madre y mi primo. Los tres nos quedamos en pause dos segundos, y luego nos dio la risa. No tanto porque resultara gracioso, sino ingenioso. Y no porque fuera divertido, sino inusual y muy inesperado. Realmente, es lo que menos nos hubiésemos imaginado encontrar. Es más: Si al despertarme esa mañana alguien me hubiese preguntado,
-¿Paloma, qué es lo que menos te esperas? Sin duda, yo hubiese contestado, “Encontrarme con un post-it en el telefonillo del portal de casa de mi tía, que diga Jaime, me apetece ir al teatro a ver El Diario de Adán y Eva. Nos vemos en la puerta a las 20:00. Yo.”

Pues en estas nos encontrábamos cuando sonó “ngüeee” y se abrió la puerta de la calle. Subimos y pasamos la tarde con mi tía. Al bajar, en el buzón (que suponemos era de Jaime) había otro post-it. Lo vimos al pasar y dijimos, mira otra nota para Jaime. Y seguimos nuestro camino.

Nos dimos una vuelta, bajamos hasta Princesa. Luego volvimos sobre nuestros pasos para llegar al coche, que habíamos dejado enfrente de casa de mi tía. Caminando vimos, pegado a una cabina de teléfono, un papelito amarillo que nos resultaba familiar. Según nos acercábamos nos entraba la risa nerviosa sólo de pensar que podía ser para Jaime. Y qué gusto nos dio cuando vimos que, efectivamente, ¡era una nota para Jaime!

Pero, ¿Cómo? ¡Ponía lo mismo que la que habíamos visto en el portal! Además, andando un poquito más, pegada a la fachada de un edificio (eso sí, a la altura de los ojos para que no se le escape a Jaime), había otra notita: “Jaime, me apetece ir al teatro a ver El Diario de Adán y Eva. Nos vemos en la puerta a las 20:00. Yo”

O sea que no eran distintos recados, sino la misma nota por si Jaime no veía una que viera la otra. Eso está bien pensado.

Claro, en vez de mandar un mensaje al móvil, o escribir un e-mail, deja dos o tres notitas en el camino a casa. ¿Las deja quien? Yo. Bueno, no yo, sino el “yo” que firma las notas. Suponemos que Jaime sepa quien es “yo”, y que no tenga otros planes a las ocho de la tarde, que vaya a casa antes de esa hora...

Bueno, yo no se quién es Jaime. Tampoco sé si llegó a ver los papelitos amarillos pegados por todo el barrio, y no sé si fue con “yo” al teatro a las 20.00.

Una vez en el coche, subimos por Gran Vía y hasta Cibeles. En la fachada del edificio de Correos vimos cuatro o cinco post-its gigantes. En uno había escrito una lista de la compra, en otro estaba la hora de la cita con el psicólogo, otro era un recordatorio de “Llamar a mamá.”
Claro que, al ver esto, no pudimos evitar reírnos.

lunes, febrero 06, 2006

Mahoma

En el este de Beirut, la parte Cristiana de la capital libanesa, continúan las protestas vandálicas contra las caricaturas del profeta Mahoma, publicadas en un periódico danés. Los dibujos resultan ofensivos para la comunidad musulmana, y ahora nos encontramos con coches calcinados, iglesias y edificios destrozados y banderas danesas ardiendo.
Este mes han subido el precio de mi abono de metro. Realmente me siento ofendida, tendré que plantearme esta forma de protestar. Saldría en los periódicos, me haría famosa y mi imagen daría la vuelta al mundo. Algo así jamás lo conseguiría con una pancarta. Eso seguro. Es que los medios de comunicación...
De todas maneras, quemar banderas es un simbolismo muy visto. Ya se ha convertido en tópico. Para protestar por algo ahora es mejor otra cosa, lo nuevo siempre surte mas efecto. Probemos con un poco de diálogo. Por ejemplo.
El sábado en Damasco, Siria, los protestantes prendieron fuego a la Misión Cristiana sueca. La vieja técnica de Herodes: matemos a todos los rubios de ojos azules, que así no nos equivocamos. Además, manifestantes en Teherán gritaban, “¡Muerte a Francia!” Venga, que estos pillan cerca de Dinamarca, vamos a darles también. Por si acaso, digo.
Tal vez actúen así porque no conocen la libertad, ni la de expresión ni la de ningún tipo. Aquí me debato entre qué es peor, que protesten de malas maneras por una supuesta ofensa, o que no conozcan la libertad.
Aún así esto no justifica la actuación.
Pero no caigamos en tentación de decir lo de siempre, si es que son unos salvajes, son todos iguales... Pero ¿quiénes son todos? Ni todos los libaneses, ni todos los musulmanes han ido prendiendo fuego a iglesias y a coches. Es más, el líder musulmán del Líbano, Muhammad Rashid Kabbani, ha condenado lo ocurrido y ha dicho que la protesta debía ser un acto pacífico. El presidente del Líbano también ha pedido disculpas al gobierno danés. Pues como es normal, la protesta comenzó como una marcha en contra de las caricaturas. Protesta muy respetable. Pero claro, si unos cuantos radicales encienden una cerilla, es que “los árabes estos son todos iguales.”
Ahora, a los islamistas radicales que piden la muerte de los “difamadores del profeta Mahoma”, anda ya. No saquemos las cosas de quicio. Si tan ofendidos os sentís, denunciar, tomar medidas legales y un juez decidirá lo que tenga que ser. (Aunque, vamos, creo yo que la horca no es lo más probable). Los dibujos se hicieron para un concurso y el periódico danés los fue publicando. Y puede publicar lo que quiera. Como si publica ABC una caricatura de Zapatero con el dedo en la nariz.
Son todo ganas de levantar polémica. Aunque claro, la polémica es nuestro pan de cada día, lo que da de comer a los periódicos, lo que llena nuestras reuniones de amigos... Pues nada, que cada uno diga lo que quiera, y que critiquen también todo lo que puedan. Y como esto es un blog, y no un periódico con intereses de ningún tipo, también digo lo que pienso. Pero por favor, las cerillas al cajón de la cocina.