La lombarda
Llegué al mediodía y mi primo estaba solo en casa de mi tía. Asustado, me miró y me dijo: "Paloma, hay cosa morada para comer."
- ¿Lombarda?
- Si...
Y sin vacilar siguió, "¿Y si nos vamos a comer por ahí?" Yo tampoco me lo pensé dos veces. "Vámos."
Faltaba la pequeña por llegar, estará al llegar, la esperamos... pero que se dé prisa antes de que llegue Mansio. Nos obligaría a quedarnos y a comer "cosa morada".
Se oyó la puerta y llegó la pequeña.
- Corre, que nos vamos.
- Acabo de llegar...
- Sí, pero hay lombarda.
- ... ¿Dónde vamos!?
Dejamos una nota en la cocina. Mansio, huímos de la lombarda. También ha llamado Fernando, un beso. Salimos deprisa los tres, en el aparcamiento aceleramos el paso, la Mansio estaría a punto de llegar. Nos subimos al coche, arranco, giro hacia la salida y la mano de mi primo apunta al frente, "¡La Mansio!" Qué hacemos qué hacemos, ná, sigue y disimula. El coche de la Mansio estaba parado en la entrada del aparcamiento, y según nos acercábamos veíamos la cara confundida de mi tía al vernos salir.
Paré el coche a su altura y mi primo bajó la ventanilla. Se adelantó: "Mansio, que nos vamos a comer por ahí."
-¿Eh!? Pero si hay coliflor de esa...
- Ya, ¡por eso!
Intentamos que se uniera a nuestro grupo de disidentes lombardinos, pero no hubo forma de que abandonara su régimen.
"Pues os la comeis el domingo".
Je... ¿a alguien se le ocurre un plan para el domingo?