miércoles, febrero 22, 2006

Puertas de embarque

La cola en la puerta de embarque del aeropuerto de una ciudad es equivalente al tráfico de sus calles.

Es una teoría Made in Paloma aún sin probar –todo se andará- pero no creo que vaya muy desencaminada, pues la conclusión es fruto de la observación y experiencia.

El sábado pasado esperaba yo en la puerta 17 del aeropuerto Jorge Chávez de Lima, con vuelo 6652, destino Madrid. Me levanté para ir al baño y al volver habían ocupado mi sitio, así que me quedé mirando el escaparate de la tienda de al lado. Miré el reloj y pensé que nos llamarían a embarcar enseguida. Crucé el pasillo y, parándome cerca del mostrador, dejé la mochila a mis pies, que ya empezaba a pesar.

No sé si las doscientas personas sentadas y yo tuvimos telepatía y por eso se levantaron todos se sopetón, o fue más bien “Yo también me levanto, no se me vaya a colar esta.”

No me asusté porque ya me conozco el asunto, pero si yo hubiese sido un dibujo animado, rápidamente me hubiese imaginado a una manada de lobos feroces que corrían hacia mí, mientras yo me quedaba ahí petrificada sin saber si reír o llorar.

La manada se apretujó a mi alrededor en 2.3 segundos. Los que llegaban detrás empujaban e intentaban hacerse paso. Como los que ya estábamos allí anclábamos los pies al suelo, lo más que podían hacer era soltar su equipaje de mano, entre gritos, reproches y acusaciones (“Oiga, que me pisa”, o “¿Donde caracho está mi bolsa?”), ganado así un poquito más de territorio a su favor.

Lo que debía ser una fila ordenada se había convertido, en instantes, en una bola humana; pequeños, grandes, calvos, rubios, con tacones, con barba, en manga corta o con jersey... Estábamos todos allí defendiendo nuestro espacio mínimo conquistado para respirar –con el pasaporte y la tarjeta de embarque bajo el brazo, por si acaso- y apelotonados junto al mostrador.

Todo esto venía a cuento por mi teoría. Y es que el tráfico de Lima es anárquico, espeso y muy ruidoso. Las calles de Lima son un reflejo de sus puertas de embarque, o viceversa. Claro que este es sólo un ejemplo: de una ciudad, un aeropuerto y una puerta de embarque. Pero tranquilidad, que los estudios llevan su tiempo. Esta teoría se irá corroborando con mis próximos viajes en avión. Podéis hacer experimentos por vuestra cuenta para ver si es verdad. A mí de momento me va doliendo menos el pisotón...

1 Comments:

Blogger Turruchel said...

jajaja
aki esta mi prima como siempre con sus teorias, nose si son mas o menos aceptadas, lo k si se esk tienes mucha gracia.
que cosas quew cuanta dios mio... i k simpatica es !

2/22/2006  

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