miércoles, febrero 08, 2006

Post-its post-todas partes

Ayer fui a ver a una tía mía que vive en la Calle Fernando el Católico, en el barrio de Argüelles de Madrid. Cuando fui a llamar por el telefonillo desde la calle, ví una nota pegada a la pared que decía, “Jaime, me apetece ir al teatro a ver El Diario de Adán y Eva. Nos vemos en la puerta a las 20:00. Yo.”

Me acompañaban mi madre y mi primo. Los tres nos quedamos en pause dos segundos, y luego nos dio la risa. No tanto porque resultara gracioso, sino ingenioso. Y no porque fuera divertido, sino inusual y muy inesperado. Realmente, es lo que menos nos hubiésemos imaginado encontrar. Es más: Si al despertarme esa mañana alguien me hubiese preguntado,
-¿Paloma, qué es lo que menos te esperas? Sin duda, yo hubiese contestado, “Encontrarme con un post-it en el telefonillo del portal de casa de mi tía, que diga Jaime, me apetece ir al teatro a ver El Diario de Adán y Eva. Nos vemos en la puerta a las 20:00. Yo.”

Pues en estas nos encontrábamos cuando sonó “ngüeee” y se abrió la puerta de la calle. Subimos y pasamos la tarde con mi tía. Al bajar, en el buzón (que suponemos era de Jaime) había otro post-it. Lo vimos al pasar y dijimos, mira otra nota para Jaime. Y seguimos nuestro camino.

Nos dimos una vuelta, bajamos hasta Princesa. Luego volvimos sobre nuestros pasos para llegar al coche, que habíamos dejado enfrente de casa de mi tía. Caminando vimos, pegado a una cabina de teléfono, un papelito amarillo que nos resultaba familiar. Según nos acercábamos nos entraba la risa nerviosa sólo de pensar que podía ser para Jaime. Y qué gusto nos dio cuando vimos que, efectivamente, ¡era una nota para Jaime!

Pero, ¿Cómo? ¡Ponía lo mismo que la que habíamos visto en el portal! Además, andando un poquito más, pegada a la fachada de un edificio (eso sí, a la altura de los ojos para que no se le escape a Jaime), había otra notita: “Jaime, me apetece ir al teatro a ver El Diario de Adán y Eva. Nos vemos en la puerta a las 20:00. Yo”

O sea que no eran distintos recados, sino la misma nota por si Jaime no veía una que viera la otra. Eso está bien pensado.

Claro, en vez de mandar un mensaje al móvil, o escribir un e-mail, deja dos o tres notitas en el camino a casa. ¿Las deja quien? Yo. Bueno, no yo, sino el “yo” que firma las notas. Suponemos que Jaime sepa quien es “yo”, y que no tenga otros planes a las ocho de la tarde, que vaya a casa antes de esa hora...

Bueno, yo no se quién es Jaime. Tampoco sé si llegó a ver los papelitos amarillos pegados por todo el barrio, y no sé si fue con “yo” al teatro a las 20.00.

Una vez en el coche, subimos por Gran Vía y hasta Cibeles. En la fachada del edificio de Correos vimos cuatro o cinco post-its gigantes. En uno había escrito una lista de la compra, en otro estaba la hora de la cita con el psicólogo, otro era un recordatorio de “Llamar a mamá.”
Claro que, al ver esto, no pudimos evitar reírnos.

3 Comments:

Blogger gErT said...

A mí esto sí que me intriga, porque yo vivo en ese barrio...¿y si conociera a Jaime o a la persona que le deja los post-it?
Lástima no haber visto esta escena ameliniana.

2/08/2006  
Blogger Dreamer said...

Yo también vivo cerca y nunca he visto ningún post-it por ahi perdido. ¿Por qué a mi estas cosas no me pasan?
Bueno, este es mi primer comentario y espero escribirte muchos más.
I love your blog and I love uuuuuu.
Pásatelo muy bien en Perú!!!
Rita

2/08/2006  
Blogger Turruchel said...

No entiendo como te pasan a ti siempre todas estas cosas, la verdad, a mi nunca me han pasado cosas tan partiulares, o si mas no, no me acuerdo.Aunque para particular, el ultimo veranito ¿no crees?
un besote wapa !
de tu prima Catalana

2/22/2006  

Publicar un comentario

<< Home