viernes, noviembre 03, 2006

Completo y entero

Esta tarde no cabía una canica en la estación. Muchos minutos pasaron hasta que llegó el siguiente metro, y cada vez se iba llenando más el andén. Tanta gente había que yo no podía dar un paso para alante o para atrás. Me empecé a sentir oveja, y en mi mente empecé a balar, beee beee beee.

Por fin entró la máquina en la estación y descargó unos cuantos pasajeros, cual botella cerrada a presión. Decenas eran las que luchaban ahora por entrar en el vagón a tirones y algún que otro empujón de maletín. Yo decidí esperar al próximo tren, pues no sentí especial preferencia por convertirme en sardina en vez de oveja.

Me aparté como pude. Todavía hubo algunos obstinados que subieron y aplastaron a los que ya estaban dentro. De pronto vi que una última sardina –con traje y corbata- saltó, intentando hacerse hueco donde no había. Sonó una voz mecánica, Ding. Stand clear of the closing doors, please, pidiendo a todos que se apartasen de las puertas. Entonces se empezaron a cerrar, pero aquél último señor no estaba del todo dentro del vagón, y se le cerraron las puertas en el culo.

Automáticamente se volvieron a abrir y el hombre empujó más. Ding. Stand clear of the closing doors, please. Y se empezaron a cerrar otra vez. Obviamente, el culo seguía en el mismo sitio, y las puertas le volvieron a aplastar el trasero. Ding. Stand clear of the closing doors, please. Y sacó pecho, apretó las nalgas (y creo que contuvo la respiración), pero las puertas se seguían abriendo y cerrando descontroladamente. Lógico, pensé, hay un culo en medio. Pero aquél ejecutivo de unos sesenta estaba empeñado. Supuse que ya lo había decidido, se iba en ese tren, con o sin culo.

En una de estas, un chico harto de esperar apretujado o asustado de que aquellas puertas se hubieran vuelto locas, se bajó del vagón e, inmediatamente, el culo encajó con precisión en el espacio libre. Ding. Stand clear of the closing doors, please. Esta vez se cerraron, y vi que el hombre torcía el cuerpo acomodándose entre la gente. Partió el tren, y allá se fue el señor, tan contento y con su culo.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

"Por mi...culo que entro" Debió pensar. Lástima que el chico que se bajó no le diera una patada en el...estómago para que se saliera del metro el hombre del...sombrero.

11/04/2006  
Blogger Turruchel said...

un Gran inutil..

11/10/2006  

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