lunes, octubre 30, 2006

Intransigencias de una despedida

Me puse el sombrero de vaquera de una fiesta pasada, caminando por el pasillo con la mochila a cuestas a las cuatro y treinta y poco de la madrugada. Me despedí feliz de haber estado y muy contenta de haber disfrutado.
Llegué al aeropuerto con mi billete electrónico. Aún de noche; y no me importó que me registraran tres veces en el detector de metales, no me importó descalzarme, ni que mirasen sospechosamente la placa de sheriff de mi sombrero. No me importó que me abriesen la mochila con guantes azules desinfectados, ni que la destripasen, que sacasen los pantalones de mi pijama, la ropa sucia y un par de calcetines aún sin usar.
Nada de eso me importó, pero sí que me quitasen y dispusieran del tarrito de mermelada de uva "echa en casa de sus padres, en North Dakota" que me regaló Matt Crummy en la fiesta de cowboys.

2 Comments:

Blogger Dreamer said...

¡Yo los mato! Con la buena pinta que tenía la mermelada...Más vale que Matt no se entere...

10/30/2006  
Blogger Turruchel said...

yo los matava i no le pudistes decir k si te la podias comer antes de subir al avion?

10/31/2006  

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