domingo, octubre 22, 2006

La batalla

Monté al vagón del tren con mi cuaderno bajo el brazo. Al mismo tiempo, subió una rubia con una libreta en la mano. Un segundo se cruzaron nuestras miradas y enseguida nos reconocimos como guerreras. Sentadas una frente a la otra, tomamos posiciones. Elegímos armas. Ella: hoja en blanco y tinta roja. Yo: pluma azul y papel de rayas. Se cerraron las puertas, y ella disparó primero.
Sentí el balazo al comprobar que alternaba su mirada entre mi cara y su papel. Me dibujaba. Y mi sangre corría roja clavando mi figura en su libreta. Dolía. Mi piel se despegaba de mi cuerpo y mi combatiente no sentía piedad, su bolígrafo incesante me impedía reaccionar. Contraataqué. De pronto destapé mi pluma y abrí el cuaderno impulsivamente. Escribía. Escribía. Y así absorbía con mi azúl el agua de su alma.
Seis paradas duró la batalla, y aquí entrego los restos que quedaron. Ella me quitó una capa de la piel y yo le arrebaté el color de sus ojos. Terminó la batalla, eso que nunca hubo guerra. Nunca enemiga, luché con (y no contra) mi aliada- ella en líneas curvas sombras luces y yo en letras puntos y comas.
Ambas luchamos y yo me guardo ahora un pedacito de esa extraña; que ella lleva en su libreta un trocito de mi.

2 Comments:

Blogger Dreamer said...

Todas tus batallas son preciosas! Nos vemos el viernes! Love u

10/22/2006  
Anonymous Anónimo said...

He colgado en mi cuarto una foto enmarcada de cuando éramos pequeños. Yo de chulapo, tú de chulapa, los dos riendo. Una parte de tí en mi corazón, en el fragor de la batalla.

10/23/2006  

Publicar un comentario

<< Home