lunes, octubre 02, 2006

Experimento II

Lunes. 09.06 de la mañana. Sol. 15º C.

¿Qué hacer, qué hacer? Me voy a la Sinagoga.

Hoy es un día festivo para los judíos y yo también lo quiero celebrar. Acompaño a mi amiga Amira a la ceremonia de Yom Kipur, el día del perdón. La semana pasada fue Rosh Hashaná, Año Nuevo en el Tishrei (calendario hebreo). Hoy, culminando los diez días del arrepentimiento, se asiste a la Sinagoga para pedir perdón por los pecados.

Llegamos al centro de investigación científica de la Universidad de Nueva York, (NYU) y entramos a un gran salón de actos en tonos granates. En la puerta nos piden el carné, los estudiantes pasan gratis. Nos dan un librillo a cada una con canciones y un librote del arrepentimiento con escritos en hebreo y pasajes del Torah. Todos vamos bien vestidos, dignos de misa de Año Nuevo. Los hombres con traje y corbata y Kipás en la coronilla, las mujeres con falda y chal y todos con sus narices.

Nos sentamos en un costado del auditorio. En el escenario había un altar (o su equivalente) y flores blancas decoraban la sala. Detrás del altar había lo que para mi ignorancia judaica parecía un armario, del cual colgaba una vela encendida. Obviamente, no era un simple armario porque a lo largo de la ceremonia el Rabino, de vez en cuando, daba la espalda a todos y se giraba hacia sus puertas. Había un coro y un pianista.

Empezamos cantando, así que abrí el librillo. Eran canciones en hebreo. Bueno, en el alfabeto romano estaba escrita la pronunciación de las canciones en hebreo. Así que yo cantaba como si supiera. La música era muy agradable, el sonido del piano quedaba bien con los cánticos suaves de la gente. Cuando se mencionaba una palabra en particular, todos hacíamos una leve inclinación que no sé qué significaba.

Abrimos el librote y el Rabino leía caracteres indescifrables para mí. Luego leía la traducción en inglés y todos contestábamos nuestra parte correspondiente. En medio de una de las oraciones vi que todos se ponían de puntillas por un instante, movimiento que iba recorriendo las filas como una ola en un campo de fútbol. Yo no me enteraba de nada, así que levanté los talones y estiré el cuello cuando lo hizo Amira.

Rezamos por la paz y rogamos por mejores tiempos venideros. Pedimos perdón por nuestros pecados y nos arrepentimos de nuestras faltas y malos pensamientos. Y sobre todo, repetíamos la palabra God.

Y es que Dios es muy bien tratado por los judíos. Claro, no tienen que alabar a Santos y Vírgenes, y Jesús no aparece en ningún sitio. Los textos leídos eran todos dedicados a God y todos le pedían y decían cosas tan bonitas. La poesía de los versos del Torah son exclusivos para El Todopoderoso y todas las plegarias son de y para el pueblo de Israel.

5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Me lo estaba oliendo, ¡eran judíos!

10/06/2006  
Blogger PALOMA said...

¡JAJAJA!

10/06/2006  
Blogger Turruchel said...

aber si vas a acabar en una sinagoga todos los domingos.....
aber lo k hacers eeee pekeñaja!


¬¬mm....

10/18/2006  
Blogger Turruchel said...

aber si vas a acabar en una sinagoga todos los domingos.....
aber lo k hacers eeee pekeñaja!


¬¬mm....

10/18/2006  
Blogger Turruchel said...

aber si vas a acabar en una sinagoga todos los domingos.....
aber lo k hacers eeee pekeñaja!


¬¬mm....

10/18/2006  

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