domingo, noviembre 04, 2007

La primera escena de una peli de Almodóvar

El día de Todos los Difuntos, en un pueblo de La Mancha, Bienservida, se veían el cielo azul, los montes verdes, los árboles amarillos ya y la tierra roja. La tumbas del cementerio estaban requetelímpias y los mármoles relucientes, todo coloreado de flores. En una cuesteceta entre las tumbas, se improvisó un altar. Estaba todo el pueblo allí arrejuntao, muy arreglaos, guapísimos y repeinaos.

El cura Don Juan Ángel dio la misa en círculos, para no dar la espalda a nadie. En los cánticos se le fue la fusa del desafine (como acostumbra), pero además esta vez se le trabó la lengua… De la-ba-la, de la balanza nueva, alabanza nueva y eterna… Y se puso nervioso, “Ay perdonad.” Entonces se oyó a la Marita soplarle, “Alianza.” Y Don Juan Ángel prosiguió con la celebración, de la alianza nueva y eterna. Al terminar la misa se emocionó y se le olvidó decir “Podéis ir en paz,” sólo alcanzó a decir ya hemos termináo, y nadie se movía, al final nos empezamos a dispersar… pero sin la Paz nos quedamos un poco consentíos, que todo hay que decirlo.

Fuimos a los Panteones familiares, al Navarro, donde están mi abuelo paterno y sus padres, con otros Serranos, Navarros y Flores. En el Panteón Pretel están mis bisabuelos Jacinta Pretel y Pedro Navarro, con muchos más Preteles (allí está enterrado el primero), algunos Cuenca, los Pérez de las Bacas, y Juana Matamoros, de donde nos viene la sangre Mozárabe. Y por fin al Panteón Serrano, donde están casi todos los Navarro, pero que no importa, porque si no les pilla un apellido de padre, les pilla de madre, que aquí somos tós familia.

Y ya “en saliendo” vimos la tumba de éstos, mira, que son tres hermanos que llevan ahí sin enterrar toda su vida. ¿Eh!?

Sí, que esta última se ha muerto hace tres meses y lleva su nombre ahí grabado desde hace la tira, es que se cuidan las tumbas en vida, para que estén bonicas y apañás cuando se mueran, ¿sabes tu? Ah…

Y la Jácin, cucha, qué cosas tiene. Que dice que ella no quiere nicho, que ella cuando se muera se trae al Panteón una mesa camilla (con su braserete) y pa’jugar a las cartas. ¡Jesús María! Lo que yo te diga. Y la Loli le ha dicho que sí, que ella le toca a la pared y que se pase a su panteón a la tertulia.

Né, si se liarán a tocar y al final entre las dos van a tirar la páeres.
No te digo.
Lo que oyes, hija.

Y hablando de difuntos, dice la Jácin, “Pues la Pelacañas se ha muerto.”

- ¡Qué se va a morir!, dice mi tía Rosi.
- Está muerta.
- Válgame el Señor, como va a estar muerta si la ví yo hace tres días. ¡Y no estaba muerta!
- Uh… pues yo ya la había matao. Que sí, mujer, se ha muerto. Además se murió, fíjate tú, nada más salir de misa.
- Que te estás confundiendo, esa es la hermana de Emiliete.
- Ah, pues menos mal que me lo has dicho. Si no, me la encuentro por la calle y me muero yo.