viernes, agosto 03, 2007

El Valle Sagrado de los Incas

Por el cañón de C’orao se ven montañas rojizas y campos verdes, amarillos y casitas de adobe. Los niños corretean descalzos detrás del tren, y sus caritas están cortadas por el viento y el frío. Al fondo se ve un nevado. Es la cordillera del Vilcanota, el río sagrado, originalmente llamado Vilcamayu y también conocido como el Urubamba.

Existe también un pueblo Urubamba, cuyo patrón es Santiago. Se llama así por el río, que un día fue el Uraypampa, lodazal, y que castellanizado acabó convirtiéndose en Urubamba.

Los habitantes de la zona creían que los apus (las montañas) se comunicaban entre ellos mediante truenos y relámpagos. Las gentes juntaban agua del río sagrado con aguas de dos lagunas (una femenina y otra masculina). La vertían en un recipiente para obtener la fertilidad que daba el agua.

Cuando la nieve se derrite en la cordillera del Vilcanota, se habla de las huacahuilcas, lágrimas sagradas. Los españoles bautizaron a la cordillera como La Verónica.

Por el Valle Sagrado de los Incas se descubren vidas ajenas, vidas duras. En el pueblo de Rayaniunoc los hombres se doblan amasando adobe, extendiendo el maíz para secar y cargando kilos de papa en la espalda. En Pisaq (de la palabra pisaca, que quiere decir perdiz), hay un mercado de artesanos. La patrona es la Virgen del Carmen, y la misa se dice en Quechua. Cada comunidad baja de las montañas ataviados con sus trajes para escuchar al sacerdote. Los hombres se sientan a la izquierda y las mujeres a la derecha. Después de la misa se reúnen en la casa parroquial para plantear los problemas del campo.

En Colca, una aldea que fue fundada por los españoles, unas banderitas rojas a la entrada de las casas anuncia la venta de chicha y las canastas anuncian hornos. Cerca están los baños termo-medicinales de Machacancha. En Huarán, una banderita azul significa que se vende cañazo, agua ardiente de caña de azúcar.

Huayllabamba es la capital del maíz. Su patrona es la Virgen de la Natividad. Y en Coya se celebra la Virgen de la Asunción. Coya significa mujer del Inca. El pueblo es conocido por su carnaval. En Agosto, dicen, se abren las entrañas de la tierra y se tienen que purificar. Entonces hacen ofrendas a la Pacha Mama (la Madre Tierra) en agradecimiento por el maíz.

En Huayocari crece el árbol bisonalli, que los Inkas adaptaron desde la zona de la selva. Da flores rojas. Y de color rosa es la cantuta –la flor de los Incas–, que es actualmente la flor nacional del Perú.

Es tradición en el Valle Sagrado que cuando alguien muere, el primero de Noviembre se coloque en la mesa la comida preferida del fallecido. El que lo tome notará que ya no tiene el mismo gusto, pues se dice que el alma del muerto lo ha consumido.

Ollantaytambo, la ciudad del guerrero Ollanta, es el único pueblo Inca que resta habitado. Desde los andenes de cultivo y ornamentales que soportan el cerro donde se quedó a medio construir un templo al Sol, se ve una gigantesca escultura de Huiracocha (o Tunupa), el dios creador de todas las cosas. También en la montaña de enfrente se dibuja el perfil de un Inca. Por debajo de su nariz llegan los rayos del sol la mañana del solsticio de invierno, y rebotan en la pared de piedra del templo a medias, donde hay esculpida una cruz andina.

En el pueblo de Chinchero hay otro mercadito al final de una cuesta empedrada. La iglesia está cubierta de pintura mural. Y en un altarcito hay una figura de San Isidro Labrador, vestido con un poncho de colorines.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Dan ganas de visitar todo lo que describes Paloma!
Biquiños!! Cuídate!

8/07/2007  
Anonymous Anónimo said...

Gracias por poner nombre y alma a tantos lugares maravilosos con la maestría narrativa que te caracteriza.

Beijo

8/08/2007  

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