lunes, mayo 07, 2007

Que si quería su pepinillo

Estaba comiendo en la barra cuando entró una señora rubia, vestida de traje ejecutivo, muy agradable y un poco despistada. Imaginé que no era de la ciudad, por el acento. Se sentó en el taburete de al lado, y me preguntó que qué tal era la comida. Yo, que soy cliente habitual en Neil's, le dije que muy buena. "Estaba decidiendo entre este y el restaurante de enfrente. Pero tiene un nombre que no puedo pronunciar. Y si no lo puedo decir, no lo puedo comer; ese es mi lema." Entonces ya estaba segura, no era de Nueva York, porque si fuera asi se moriria de hambre con tantos griegos, indios, mexicanos, colombianos, afganos, chinos, turcos, etc.

Miró el menu despacito, y por fin pidió un pollo con salsa barbacoa. Le pregunte que si trabajaba por ahí cerca, en Lexington. "Vivo en Florida," contestó. Entonces va a ser que no.

Le trajeron su pollo con salsa barbacoa y ensalada con cebolla, y me preguntó que si quería su pepinillo. Le dije no, gracias, porque me pareció demasiado gracioso que una extraña me ofreciera su pepinillo. "Yo no me lo voy a comer, tómalo," insistió. Y si no fuera porque yo ya había pasado a las tostadas con mermelada, lo hubiera cogido. "Última oportunidad..." bromeó. Entonces se me cayó el cuchillo, ella se quedó con su pepinillo; me ofreció su cuchillo limpio y, esto, sí lo acepte. Gracias.

Mientras la mujer sin nombre comía, fui consciente de que en todo el tiempo que llevo aquí, me he acostumbrado a Nueva York. La señora del sur se giraba cada vez que alguien golpeaba una mesa, se quedaba boquiabierta con la soltura con que cantaban los cocineros, se alarmó con el estruendo de sirenas de un coche de bomberos que pasaba, y se sintió amenazada por la velocidad con que los camareros soltaban platos, lanzaban servilletas, cogian cubiertos y echaban agua sin derramar una gota. Recordé mis primeras semanas en la ciudad cuando cada sonido era nuevo y cada movimiento me sorprendía... estas ya son mis últimas.

Algo de española me queda, y yo aun seguía con mi último trozo de tostada cuando ella ya había terminado de comer y estaba lista para pagar. "¿En este sitio hay baños?" Jeje... "Si, en este sitio hay baños, al fondo a la derecha, " le contesté. Se bajó del taburete con un saltito y se acomodó la camisa. "Bueno, que tengas un buen día cariño" Y se fue a buscar el baño en aquél sitio de gente rara. "Adiós, buena suerte!"

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Disfruta de estos días preciosos, que la primavera ha de ser tan bella con en madrid.MM.

5/08/2007  

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