jueves, noviembre 16, 2006

Los tres cerditos (La historia real)

Todos los niños temían al lobo, porque los mas grandes decían que era malo y astuto, y además porque lo habían leído en los libros de cuentos. Pues bien, eso si que es un cuento. Muy pocos saben que en realidad el lobo feroz era un lobo muy bueno que tuvo muy mala suerte y un gran costipado. Lo acontecido salio en los periódicos y fue a partir de entonces que se malinterpretaron los hechos.

Era una tarde fría de invierno, y el lobo quiso preparar una dulce tarta para su abuelita. Se puso manos a la obra, con su delantal y buena disposición en la cocina, cuando se acordó de que no tenia azúcar.

Cogió su tarrito vacío y se puso una bufanda al cuello. Salio a la calle en busca de un buen vecino que le regalara unas cucharadas de azúcar. La primera casa que vio con luces encendidas estaba hecha de paja. Llamó a la puerta y respondió el alegre Cerdi. Tal frió hacia, que de pronto el lobo sintió un gran impulso surgir de su interior y soltó y tremendo estornudo. Derribó la casa. A Cerdi le entro una pajita en el ojo y se fue corriendo. Nadie lo volvió a ver.

El lobo se asustó y fue corriendo a la siguiente casa. Estaba construida en madera y era muy acogedora en las tardes de invierno. El lobo llamó a la puerta, y el sabio cerdito Pataneg-Ra asomó sus gafas por la ventana. Al ver a su vecino esperando, corrió para abrir la puerta. “Buena tardes, vecino,” dijo el sabio cerdito, “Entra, que hace frío.” El lobo entró en la casa y le pidió a su amigo un poco de azúcar para la tarta de su abuelita, pero de repente sintió el frío de nuevo y soltó un estruendoso estornudo. La casa se desmoronó, y los palos de madera cayeron al suelo, con tal mala suerte que uno le dió al cerdo en la cabeza y allí se quedo.

El lobo triste de haber causado tal infortunio a sus vecinos quiso volver a su casa y no salir nunca mas. Pero entonces se acordó de su dulce abuelita enferma en la cama, y se propuso encontrar unas cuantas cucharadas de azúcar para prepararle la tarta.

Llegó a la mansión de Li Jabalí, una construcción de ladrillos rojos y con un jardín delantero muy bien cuidado. Llamó a la puerta y nadie salió a abrir. Ya se marchaba cabizbajo cuando llegó la policía. “Quieto, Lobo. Esta arrestado por el derrumbamiento deliberado de dos casas, el asesinato de un cerdo y la desaparición de otro.”

Ahora el lobo esta tras las rejas. Y fue pillado in fraganti, intentado un tercer ataque contra la mansión de Li Jabalí, decían los titulares. Así se acaba este cuento de un lobo que quiso hacerle una tarta a su abuelita y termino sus días tras las rejas, con una mala reputación en los libros de cuentos, y con el moco colgando.

5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Solo una periodista de pro podia dar un nuevo giro a esta tragica historia. Good for you! Eres genial. Mama.

11/19/2006  
Anonymous Anónimo said...

jaja! me encanta tu historia y tu imaginación!
Un besito muy fuerte desde Germany!

MUAK!!

11/20/2006  
Blogger Turruchel said...

Pensaba k havias madurado...

11/22/2006  
Anonymous Anónimo said...

¡Jesús!

11/22/2006  
Anonymous Anónimo said...

Con el último párrafo desmitificas el mito y dejas por fín al descubierto la maledicencia del cuento transmitido de manera popular. Pero eso no ocurre sólo en este cuento, si no, a ver ¿por qué los ratones de los dibujos animados son mejores que los gatos?. Mucha hipocresía es lo que hay, que yo no he visto a nadie llevando sus ratones al veterinario.

Pero bueno, ¡esto es lo que hay!

12/05/2006  

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