sábado, abril 29, 2006

La calle del mundo

En todas las ciudades hay una calle especial, una calle singular, extraña y misteriosa, pero que resulta ser la más concurrida. Es aquella en la que convergen las culturas y desaparecen las fronteras. Están todos tus amigos, y es genial. En Madrid también existe. Dónde está es un secreto, pero está bien, lo contaré. Por la calle Arenal, en Sol, encontrarás un callejón con libreros. Es el pasadizo de San Ginés.

Muchos creen que son libreros normales, los típicos madrileños con sus boinas y bastón que venden novelas del oeste con páginas amarillentas. En realidad esas estanterías de madera empotradas a los muros de otra casa tienen almacenadas historias de siempre y nunca, de todos y ninguno, cuentos mágicos y olvidados. Los escritores son los peatones de la Calle del Mundo.

La entrada a la calle cambia cada poco de lugar, por lo que pueda pasar. Con ello se pretende evitar visitas de pusilánimes e insulsos que no quieren viajar, probar, reencontrar... Si ya sabes el secreto, bastará con captar la mirada de uno de los libreros con bigote blanco y chaleco a cuadros y hacerle un gesto con las cejas. Él te verá, y con un movimiento fantástico de oreja, te indicará el camino hacia la calle del mundo.

Una vez tengas la indicación pisarás el adoquín y, sin saber que ya no existes, caerás kilómetros y kilómetros hasta el centro del planeta, aterrizando suavemente con ambos pies en el suelo, cual gato de un tejado. A tu vista colorearan confeti. Avanzarás despacio entre piedras de colores incrustadas, y a tu alrededor habrá una fiesta de mil sabores, millones de flores y olores ricos, con música, todo repleto de gente amiga, gente tuya y que conoces. Y qué alegría volverlos a ver a todos.

No hay casas, ni bancos, ni cielo. Sólo un hormigueo de gente que recorre la calle de un lado a otro. A todos los conoces, y a todos los quieres.

Yo entré en la Calle del Mundo un día. Pero eso no quedó en el pasado, sino el inexistir, y no se conserva en mi memoria, sino en un espacio abstracto que proyecta nuestros sueños... intangibles, así.

Todo era perfecto. No faltaba nadie, tengo que volver. Esa es la calle de mi mundo, busca tu mundo también.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Hola querida desconocida, por casualidad he buscado en google el título de una de mis canciones para ver que salia! y ha salido tu bello escrito sobre
"La calle del Mundo" y viene a hablar más o menos de lo que habla mi canción... curioso, verdad?

En la calle del mundo yo me imagino de la mano de amigos, conocidos, desconocidos y gentes de todo tipo caminando juntos y de modo individual en un espacio que nos dibuja a todos y a todo al mismo tiempo... con la felicidad que se obtiene de la sencilla y meridiana apreciación de la linea del presente... caminando por La calle del Mundo.

Espero que algún día la puedas escuchar... sobre todo es positiva...

un abrazo grande www.manuelveleta.com

5/08/2006  

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