lunes, noviembre 17, 2008

Queridos y apreciados

Cogimos Preciados desde Callao, el cielo estaba oscuro y la calle iluminada, la gente brotaba de las tiendas y entraba en las tabernas; nosotras paseábamos del brazo. Bullicio, mene-mene, el lío, lo que a mi me gusta… De repente una trompeta en la oreja, y era una banda de swing, con saxos y acordeones, parabá piri piribí, saltando al tocar, y los que les rodeamos moviendo el pie al compás.

Un poco más allá sonaba la Primavera de Vivaldi, un quinteto de cuerdas, violines, un violoncelo y un contrabajo, pero les venía bien la propina.

Tropezamos con una pareja y nos acercamos a un mago majísimo, un gordinflón con capa y sombrero, charlatán –y argentino- que me enseñó a hacer chuletas para el cole.

En Sol torcimos por Arenal y antes de llegar a Ópera, entramos a la Taberna Real a tomarnos una mazanilla (pero de copa fina) y un aperitivo. La camarera me miró de arriba abajo y debió de pensar que tenía una madre irresponsable, por alcoholizarme, y debía de pensarlo de verdad porque luego vimos que todos los camareros a los que se arrimaba lanzaban miradas en dirección a la barra.

Al salir paseamos otro rato, tomando el fresco, y ya de vuelta nos quedamos a escuchar a nuestros amigos tocando Cannon, de Pachebel. Sonriendo, nos cogimos otra vez del brazo, y al alejarnos pudimos oír todavía un poquito de Mozart.


1 Comments:

Blogger Gori said...

buenas guapisima!
que recuerdos del centro de madrid y de madrid en general m has traído.
Es una cosa que me encantaba de alli, los músicos ambulantes del metro, de Callao, etc. Lo mismo escuchaba uno jazz, que "la historia de un amor" de Los Panchos. Para mi es como si la ciudad pasara de ser gris a tener una vida y un encanto especial.
A ver si nos vemos, dime por donde andas, o mandame un correo, que me gustaría volver a saber de ti.
Besos, preciosa.

11/17/2008  

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