martes, diciembre 11, 2007

Musti Kusíkuy

Son las 6.20 de la mañana. Estamos en Puno, la capital de la región. Es una ciudad limpia, asfaltada; impecable comparada con Juliaca.

En el puerto hay vidilla. Y un faro pequeño, blanco y rojo. Hay que pagar la entrada al muelle. Lacustre acuático, redunda un cartel. Nos explican que todas las embarcaciones del puerto de Puno tienen que pertenecer a los Uros, una étnia distinta que vive en medio del lago, y que de ésta manera se aseguran subsistencia y control de su territorio.

Estiro la pata y subo al barco. Está bautizado Musti Kusíkuy, andariego feliz. Se enciende el motor, se sueltan las sogas. Ya estamos navegando por el Titicaca.

En la bahía interior el lago está tranquilo. Parece pintado. Las olas que provoca a su paso nuestro bote parecen rasgar un lienzo de azul grisáceo.

En medio del lago nos abrimos paso entre totorales, juncos gruesos que utilizan para construir sus barcas totoras. Hay patos y chocas, una especie de pato grande con garras en las patas. Por ahí pasa una corriente que permite las sedimentaciones, así pueden crecer los totorales. Y como si los fuésemos apartando con nuestras manos para ampliar nuestro campo de visión, de pronto aparecen a lo lejos pequeñas cabañitas de color paja, flotando en el agua.

¿Pero cómo, en medio del lago? Sí… son los Uros. Viven así. Sobre las raíces de los totorales —imagínense la debilidad de un junco— crean suelo, añadiendo planchas de totorales secos: Plataformas de no más de un metro flotando sobre profundidades de hasta 200 metros. Aunque están ancladas, con palos que atraviesan el suelo de totora. Y ahí arriba, en su islita conviven ocho o diez familias. Hay cuarenta y cinco islitas Uros en total. Nos acercamos con el bote a una con varias casitas, la isla Santa María. Nos dicen hola con la mano.

Bajamos de bote, pisamos juncos secos, con la sensación de seguir en el barco; Seguimos flotando. Nos enseñan una piscinita con redes, ahí crían truchas. Y ahí anda piando un martín pescador, que quiere conseguir un pescao de almuerzo. Una señora nos invita a entrar en su casa, una habitación oscura y pequeña, repleta de bolsas de plástico y vestimentas colgadas.

Se llama Olga. La señora Olga me dice qué linda, cuántos años tiene. Ay, perece de quince. Señala a una joven con la cara castigada por el viento y la vida. Ella también tiene veinte y ya está vieja. La señora Olga me mete por la cabeza una pollera rosa y fucsia que me ata a la cintura con nudos poderosos, por lo menos cuatro. La gira para que los nudos queden al costado, y me hace meter por el cachulete un brazo y después el otro, vistiéndome con una chaqueta verde fosforito. Se ríe. Y me coloca un gorro de colorines en la cabeza, y echa la cola y el pompón hacia atrás. Para adelante significa casada, dice. Y se ríe. Y todos.

Los Uros son los habitantes más antiguos de esta parte del altiplano. Son una étnia distinta a los quechuas y los aymara. En su día vivían en los márgenes del lago Uro-Uro (hoy territorio boliviano), pero cuando sintieron la amenaza de los conquistadores Incas se refugiaron en las aguas del Titicaca. Hoy pocos hablan uriquilla, su lengua madre. La mayoría habla quechua, aymara y castellano. Pescan artesanalmente el carachi, la trucha y el pejerrey. Los hombres construyen y conducen las balsas totoras, y las mujeres tejen y crean artesanías que vender a los turistas.

Saliendo de la bahía a la grandeza del lago hay más viento. El agua ya no es un lienzo, sino que tiene la textura de un mar en calma. Y mar parece. Mirando al fondo no se ve tierra al horizonte, sólo dos brazos a los costados y la que dejamos atrás.

Estamos llegando a la isla de Taquile. Sus habitantes deberían ser aymara por encontrarse a este lado del lago, pero ya se mezclaron con quechuas y ahora hablan los tres idiomas más hablados del Perú.

El aymara es una lengua imposible. Tanto así que en tiempos de guerra se ha utilizado para mandar mensajes secretos entre países del hemisferio de arriba. Según un puneño, el aymara es un idioma “recontra inentendible.” Asado de pollo viejo se dice: kjan kha can kha kjan ca.

Y el quechua. Si por ellos fuese el alfabeto sólo tendría tres vocales: a, i, u. Y prescindirían de varias consonantes también. No tienen la “b”, por ejemplo, ni diptongos en su lengua… y su pronunciación se distingue chillante y entrecortada cuando hablan nuestro idioma. Una cholita de la sierra andina nunca te dirá Buenos días, sino Wins ttías, con su voceceta. Y un señor no podrá decir Caballero, pero saludará con su mejor pronunciación, Cawalliru.

En la isla Taquile llevan un sistema de plantío de rotación, que todas las familias respetan para no dañar la tierra en la que cosechan.

- “Esta gente sigue viviendo como hace siglos, parecen como de un cuento,” comenta uno de nosotros.
- “Lo verdaderamente fantástico,” nos explica otro, “es que ellos puedan seguir viviendo así. Y que vivan mejor y más felices mostrándose tal y como son a los que vienen a conocer su pequeño universo, en vez de que opten por abandonar a los suyos y sus costumbres, pasar penurias y lanzarse al mundo exterior, al mundo grande.”

De regreso a Puno pasamos por los Uros otra vez. Ahora miramos sus peculiares viviendas desde lo lejos, rumbo a tierra firme. En una de sus islas-totora avistamos un hombre al lado de un cuerpo oscuro, grande, corpulento. Pero no es humano. Tampoco es un monstruo de la imaginación, aunque parece monstruoso y sí pertenece a varias leyendas. Es una cría de cóndor, es chiquito, dice, no más tiene 9 meses… Claro, no hay que olvidarse de que estamos en el Perú, el antiguo Tawantisuyo, Imperio Inca, en los aires fríos y vientos fuertes, en el altiplano andino, en la casa del cóndor, la Kuntur Wasi; simpre recorrida por el andariego feliz, el incansable Musti Kusíkuy.

5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Sencillamente conmovedor, maravilloso. Te quiero. M.M.

12/12/2007  
Blogger BuRbUx said...

Y conociste los atardeceres color lila típicos de la sierra peruana? y fuiste a Machu picchu y respiraste esa energía milenaria a través de sus piedras?
Prueba con escuchar "El Cóndor Pasa" de Simon and Garfunkel.

Saludos peruanos y Buena vibra en el 2008.

12/30/2007  
Anonymous Anónimo said...

hola a todos

6/10/2008  
Anonymous Anónimo said...

""Y conociste los atardeceres color lila típicos de la sierra peruana? y fuiste a Machu picchu y respiraste esa energía milenaria a través de sus piedras?
Prueba con escuchar "El Cóndor Pasa" de Simon and Garfunkel.

Saludos peruanos y Buena vibra en el 2008"""

Perdona burbux, pero es una vergüenza que un peruano (a) se remita al CONDOR PASA como una obra de simon y gerfunkel...
habrás de saber que esa pieza inigualable de la música andina es de un huanuqueño llamado DANIEL ALOMIA ROBLES, y que fue compuesta en el año 1913.

6/10/2008  
Anonymous Anónimo said...

Nunca nombré que el Cóndor Pasa no sea peruano. Quien no lee frecuentemente, tiene discapacitada funcionalmente la neurona de la interpretación de lectura.
Atte.

BuRbUx. Una peruana que sí lee, que tilda correctamente las palabras que deben tildarse, y que escribe con Mayúscula las iniciales de un nombre, y que por cierto, a parte de dar la cara, sabe mejor que "Anónimo" quién fue Daniel Alomia...

He dicho.

11/18/2009  

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