lunes, noviembre 19, 2007

Volver para escuchar tus cuentos

- Un día voy a desaparecer… y sólo voy a volver para escuchar tus cuentos.
- Entonces contaré uno cada noche.


La pequeña tomó su tacita de leche como todas las noches y se fue de puntillas por el pasillo hasta su cuarto. Despacito, cerró la puerta y se sentó en la cama. Como un ritual, se remetió los pantalones del pijama por los calcetines calentitos, y echó por encima de la colcha la mantita azulita que su amiga le regalara.

Su amiga… que se fue volando un día vestida de verde. Con sus botitas y su gorro de color bosque se impulsó contra el suelo y de pronto, con un saltito y una sonrisa ¡FLUM! Había desaparecido.

La pequeña se recostó en la cama y se tapó hasta las orejas. Se acomodó boca-arriba, mirando el techo en tinieblas. No se oía ningún ruido, excepto algún coche que pasaba de vez en cuando por debajo de su ventana. Había dejado una rendijita abierta, como siempre. Y como todas las noches, de repente rompió el silencio, “Érase una vez…”

No temía el ridículo de hablar sola, porque sabía que pronunciar las palabras mágicas harían a la magia llegar. “Érase una vez,” susurró.

“Érase una vez,” repitió. Y sintió a su lado una presencia enanita que le acarició. Así supo que podía continuar. “…unos niños que emprendieron viaje en un buque volador. El viento elevaba las velas. Enseguida empezaron a atravesar las nubes y se les mojaba la cara. Iban en busca de un tesoro que no se hallaba bajo el mar…”

La quietud de la habitación oscura sólo se rompía con el comienzo de cada frase, con la voz suave y entusiasta de la pequeña, que contaba y contaba… porque sabía que su amiga enanita le escuchaba.

Entonces, al fin de inventarse y vivir al tiempo una aventura más, dijo, “Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.” Una manita apretó su dedo y oyó, “Buenas noches.” Sonrió y sintió el saltito leve de su amiga que se iba de su almohada.

“Hasta mañana,” se despidió la pequeña. Y todo volvió a quedarse quieto.
Todo quedó en silencio y felicidad.


2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

QUÉ TIERNO, TESORO. M.M.

11/19/2007  
Anonymous Anónimo said...

no dejemos que la edad nos haga olvidar lo bueno que tiene la vida, lo divrtido que es jugar.Saquemos el niño que llevamos dentro! me voy volando que no llego a escuchar tu cuento!
MUA!

11/25/2007  

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