miércoles, julio 13, 2011

Dulce despertar de la siesta veraniega

No hay nada como, después de una comilona en familia, caer en el sofá una tarde de calor y rendirse poco a poco al sopor de la siesta y adentrase en ese sueño ligero que se mece con las voces de la tertulia, de los tíos, de mamá, de la abuela, que como en un espacio paralelo ahora hablan… tú te sumerges en ti, y los ecos lejanos van comentando los últimos acontecimientos del pueblo, pues sabes que, y ayer vino tal y el otro día me encontré, tú eres feliz soñando y oyéndoles, disfrutas sabiendo que tras las contraventanas y en esa penumbra estás a salvo del calor de plomo de fuera, caes, caes, caes, y de repente una lucecita de dentro te recuerda que el café se te estará quedando frío así que empiezas a hacer un esfuerzo no muy comprometido para despertarte pero en ningún momento contemplas el extremo de abrir los ojos… sus voces son vivas pero suaves, sus palabras van repasando el mapa humano de nuestro pueblo, tu mente va rompiendo barreras, una tras otra hasta la superficie, los ojos cerrados, la conversación cada vez más cerca, luchas por dentro contra el despierte, empiezas a distinguir a los personajes de la historia de la tarde, frío el café, relajados los músculos, el cerebro traspasa la última frontera rompiendo el dormir y, casi perdiendo el equilibrio como si tu cámara lenta de pronto cambia a play, sin abrir aún los ojos, escuchas nítidamente: …-tiene la piel como el jamón frito.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Genial descripción de una siesta bienservideña y típica frase que te termina de despertar.M.M.

7/13/2011  

Publicar un comentario

<< Home