domingo, diciembre 03, 2006

Experimento VI

Este domingo tocaba Harlem, el barrio negro de Manhattan. Mother AME Zion, iglesia Metodista Episcopal Africana de la Madre Zion. Fue la primera iglesia negra de Nueva York, a donde escapaban los esclavos a rezar a escondidas. De hecho, esta iglesia se separó de su congregación original porque sólo admitían a los blancos en los bancos de la planta baja, y segregaban a los creyentes de color en la parte superior.

Esta mañana eran casi las once cuando entramos por la puerta lateral, y la ironía se rió de nosotros cuando los acomodadores nos mandaron al balcón de arriba. Subimos unos cuantos tan blancos como la sal. Nos sentamos en bancos de madera oscura y brillante. El techo era alto y las columnas estaban cubiertas de la misma madera. Frente a nosotros estaba el órgano. Me asomé a la barandilla dorada y vi el patio inferior, repleto y multicolor.

Empezó la misa y subieron al altar cuatro mujeres con túnicas negras. Se sentaron en cuatro sillas, dos a cada lado del gran trono, donde se instaló un hombre opulento, de pelo y bigote gris, con túnica roja roja roja. Desfilaron los coristas hasta el frente y luego giraron hacia las escaleras. Subieron en silencio y ocuparon sus lugares enfrente de nosotros.

Tronó el órgano. Retumbó el gospel. El sermón inundo el vacío. Aunque vivamos tres mil años, nunca es suficiente para dar gracias a Dios. “Thank the Lord.” Y gracias a Jesús. Todos en pie, tocando palmas y:

Thank you Jesus! Thank you Jesus! …come a long way… Thank you Jesus! Thank you Jesus, thank you!

El grandote nos invitó a levantarnos y abrazar a nuestros hermanos, diciendo “God loves you and so do I,” Dios te ama, y yo también.

La túnica roja alzó su voz negra. El Señor nos protege, somos afortunados. “Oh, yeah!” contestaba alguno en los bancos. El Señor está con nosotros, el Señor ilumina nuestro camino. El Señor nos ama. “That’s right!” Gracias, Señor! Gracias señor! Y pronto se enredó en gritos que con el eco y los fallos de micrófono sonaban a ladridos. Daba golpes al atril. Y todos sonreían, de vez en cuando aplaudían a sus palabras, “Oh, yeah!”

Hallelujah Lord!

De nuevo se estremecieron los tubos del órgano. Oh, Señor, soy yo quien se alza en necesidad de oración.

Oh Lord, it’s me, it’s me standing in the need of prayer!

La gente rugió en gospel y estallo en bailes; Mecidas de cuerpo al compás de palmas.

Oh Lord! It’s me, not my brother, not my sister, it’s me, oh Lord, standing in the need of prayer!

Oh, Señor, soy yo; ni mi hermano ni mi hermana, soy yo quien se alza en necesidad de oración.

Aleluya…Aleluya… y al final de misa fuimos a saludar al hombre de la voz. Nos dio la mano, “God bless you,” y nos mandó con Dios.

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Oh yeah!

12/03/2006  
Anonymous Anónimo said...

Me too, Oh yeah!

12/03/2006  
Blogger Dreamer said...

I want to say Oh yeah too! Do u imagine Amber there?

12/03/2006  
Blogger Turruchel said...

UN DIA DE ESTOS TE HACEN SALIR A CANTAR...

12/04/2006  

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