jueves, enero 22, 2009

Había que contarlo, "mai frend"

Salimos a la plaza a despedir a las primas, pero al girar la llave vimos que el coche estaba estropeado. Entre nervios y cambios de planes se nos ocurrió pensar. Acordándonos que esa misma mañana salía para Albacete la tía Pepa, le dimos un telefonazo y nos dijo que ya iba por San Blas. ¡Que se espere y se fume un cigarro mientras! Y mamá corrió a sacar su coche y acercar a las nenas al cruce.

Mientras, en la cafetería, la tía Amparo me propuso ir a por leña a la cochera. Montamos a Coquí en el Patrol, que con sus suaves orejas y lengua fuera atraía miradas por toda la Calzada, y allí nos fuimos a cargar, tonteando, por supuesto, haciendo yo de dependienta y ofreciéndole de la mejor, troncos de olivo, Amparo, no vas a encontrar leña como esta.

Descargamos la leña en casa, y descargamos también a Coquí. Íbamos a guardar el Patrol, pero sugerí como quien no quiere la cosa que nos fuésemos a ver la olivas. Y allá que nos fuimos por el camino de la Virgen, dando trínquetes, a ver el cortijete. Ée-qué bonico.

Volvimos a la cochera y al abrir la puerta hacia arriba con gran esfuerzo, casi nos quedamos las pati-cortas colgando deái, como dirían en mi pueblo. Nos dio un poco la risa, pero un poco menos a mi tía y un poco más a mi cuando, al hacer la maniobra p’atrás, casi l’esrribae la columna a la cochera.

Le dije, salte y endereza. Y se salió, pero enfiló para casa. Nos dio más risa y nos fuimos, que nos esperaba un buen cocidaco.

A las ocho de la tarde empezó en la iglesia la presentación del nuevo libro de historia sobre el pueblo, “Bienservida en sus documentos.” Habló Pedro, autor del libro junto con otros Navarros y queridos. Y después nos sorprendió el coro, muy moderno, cantando canciones de Eric Clapton y Bob Dylan. El coro internacional de "Well-Served," arrasó con su ya por siempre recordado:

Di anser mai frend is blogüin in de güín.

Todo esto es motivo de gran orgullo para mi y todos los bienservideños de sangre y de corazón, como lo sería para mi padre, petete especialista en Bienservida que alardearía de esto con gran elegancia en cualquier comité de dirección en cualquier país y ante cualquier jefazo.

A la salida de la iglesia ofrecían chocolate con churros en la plaza. Encargada de los churros estaba la Galla -viuda del Gallo-, vecina nuestra muy apreciada, y el chocolate lo repartía nuestra querida María la chaparra, con una peluca de lanas rosas para añudir un toque de color.

Al final acabamos en el único lugar que garantiza un final feliz; en casa de la abuela. Todos alrededor del braserete. Allí, poco a poco fuimos cayendo; como dice la abuela, al calorcico del brasero perdemos la voluntad, “Yo, cuando me siento aquí renuncio a todo.”


1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Vaya par de tiparracas

1/23/2009  

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