viernes, junio 20, 2008

La sorpresa

Estaba todo preparado para engañar a la cumpleañera. “Alguien tiene que hacer de cebo. Debería ser Paloma.” Al parecer, estaba todo decidido también.

Quedaríamos a cenar todas juntas para celebrar el cumpleaños, pero el plan se iría desmoronando cuando una a una fuesen disculpándose por no poder acudir a la cita. El cebo –o sea, yo- sería la única disponible para cenar con la cumpleañera y le prometería ir a un sitio estupendo frente al Templo de Debod. Quedaría con ella en la calle Princesa, y desde allí iríamos caminando hacia el restaurante. En el camino de un lado al otro pasaríamos cerca de la casa de una amiga. El cebo –o sea, yo-, propondría a la cumpleañera pasar un momentito e intentar convencer a la amiga para que se uniera a la celebración. Subiríamos y allí estarían todas esperando sorprender a la homenajeada.

Quedé con Rita en la calle Princesa para celebrar su cumpleaños. Al final, yo era la única que quedaba libre para la cena, pues algunas se habían inventado excusas para no ir, otras simplemente no daban señales de vida. Qué desgracia, abandonada por las amigas en su cumpleaños. ¡No te preocupes, iremos tú y yo!

Empezamos a caminar cuesta abajo por la calle Marqués de Urquijo derechitas para ir a un restaurante mexicano chulísimo, con promesas de nachos y quesadillas de queso fundido, fajitas de pollo con guacamole y una Coronita fresca con una rodaja de limón; de postre una Margarita.

Ibamos tan panchas, criticando a las demás por su cruel y vil desprecio, cuando cruzamos la calle Tutor. Entonces pregunté, “¿Esta es la calle donde vive Lorena, no? ¡Vamos a llamar y seguro que la convencemos para que venga un rato!”

Tocamos al telefonillo y Lorena nos abrió la puerta. Subimos al primer piso, atravesamos el hall, giramos a la izquierda y seguimos el pasillo hasta llegar a la última puerta, y allí delante nos plantamos las dos. Llamé al timbre como quien no quiere la cosa, y no sé qué caracho hizo mi querida amiga Rita que se apartó de la puerta en el mismo momento en que se abría, dejando ver a un puñao de caras sonrientes con collares de colores y gorritos que me desearon un Felicidades muy emotivo. Claro que, sus caras iban trasformando la sonrisa en una extraña mueca mientras pronunciaban la palabra al ver que no era Rita quien estaba allí delante, sino yo -el cebo-, pero con las mismas solté una carcajada, abrí los brazos y, emocionadísima, dije: ¡¡¡GRACIAS!!!


Tanto prepararla, que al final la sorpresa nos la llevamos nosotras. Fue muy divertido, y creo que la cumpleañera disfrutó. ¡Felicidades, Rita! Con mucho cariño, tus amigas.


2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Palo, has contado perfectamente lo que pasó. También hay que decir que ayudó mucho que Rita no se entera de nada! (y lo digo con cariño, que conste)
Besos!

6/21/2008  
Anonymous Anónimo said...

i ese GRACIAS!!! =S
palo estas más loca de lo que me creia.
jajaja

7/24/2008  

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